Es
de tamaño mediano, con patas delgadas y largas, sus ojos son rojos al
igual que su pico.
Su
presencia es típica en las proximidades de lagunas, lagos, ríos,
arroyos. Lo podés ver en todos los lugares en donde exista tierra húmeda
y pastito. Su presencia se destaca en todos los ámbitos patagónicos.
En las soledades de los bosques occidentales o en las zonas de pastura
próximas al mar.
Pero
también podés verlo dentro mismo de las ciudades, incluso en las
plazas. Prefiere los campos abiertos para tener una mejor visibilidad.
Viendo
las imágenes te darás cuenta que es muy elegante, con su plumaje
contrastante entre el blanco y el negro. Además lo engalana un fino y
coqueto copete hacia atrás.
Es
muy cómico, pues cuando camina o está quieto, hace
"agachadas" clásicas aún sin explicación.
Sus
alas están provistas de una espuelita de combate y en su parte
superior poseen un fuerte espolón rojo.
Lo
vas a ver solo, en pareja o en bandadas. Cuando se alarman, levantan
vuelo emitiendo gritos muy estridentes: ¡tero-tero-tero!
El
tero se alimenta de insectos, carne cruda, vegetales, etc. Es un
aliado del hombre en el control de plagas agrícolas.
Se
lo suele encontrar domesticado en los jardines y huertas de las casas,
siendo su tarea precisamente el control de las plagas.
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Es
muy astuto para con el cuidado de su nido, pues ante la presencia de
un intruso teatraliza la situación echándose como si estuviera
empollando, pero en otro lado; para que el visitante se dirija hacia él.
En algunas ocasiones hace vuelos cortos alejándose de su nido con la
apariencia de no poder volar bien, como si estuviera herido; repitiéndolo
varias veces cada vez más lejos hasta que pase el peligro.
Muchas
veces hace vuelos rasantes sobre el intruso, incluso rozándolo con
sus espolones expuestos.
Como
guardián es insuperable y hasta de manera excesiva. Siempre está
atento. Ante el menor movimiento comienza con sus gritos. En todo caso
podríamos suponer que es el encargado de despertar al perro guardián
para que actúe ante una situación anormal...
Para los amantes de la
naturaleza y la contemplación de los paisajes patagónicos:
"el
silencio de la inmensidad de estas tierras no es verdadero silencio
sin el grito del tero..."
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