CALANDRIA COMÚN

NOMBRE VULGAR: Calandria Común, Calandria de Monte, Calandria Pampa.

NOMBRE CIENTÍFICO: Mimus saturninus (Gould)

El cuerpo es alargado, con alas cortas. La cola, escalonada y larga se mantiene elevada cuando el ave está en reposo y durante el vuelo se extiende y deprime. Pico relativamente largo, agudo y levemente curvo. Tanto con respecto al plumaje como a la forma, el macho y la hembra son idénticos. 

“Canta como una calandria” suele decirse para elogiar las dotes musicales de una persona. Esta comparación pone de relieve uno de los rasgos más característicos de esta típica ave argentina: la calidad de su canto. Los españoles, a su llegada al Río de la Plata, dieron a este pájaro el nombre de “calandria” porque lo encontraron semejante a la calandria española o alondra grande, aunque en realidad, poco se parecen las dos aves entre sí, excepto en su color más bien apagado. Estas aves toleran la presencia humana y habitan en áreas modificadas por el hombre; incluso frecuentan asiduamente parques, jardines y quintas.  

  Es sobre todo en invierno y en primavera cuando en los parajes habitados por las calandrias se puede escuchar su hermoso canto. Para emitirlo, suelen posarse sobre la cima de un arbusto o de un árbol y a veces, cuando están muy excitadas, se elevan tres o cuatro metros en el aire para luego dejarse caer sobre su rama. El armonioso canto de estos pájaros posee notas muy variadas, que no se repiten dos veces seguidas en el mismo orden. Una particularidad de las calandrias es su capacidad para imitar el canto de otras aves (que reproducen introduciendo ligeras variaciones), peculiar comportamiento que es origen del nombre científico del género (Mimus en latín, significa imitador, mimo). Aunque las hembras cantan, los machos son mejores cantores. El canto se efectúa normalmente de día, ya que en general ésta es una especie de hábitos diurnos.    Desde su apostadero en la copa de los árboles, es frecuente que la calandria efectúe rápidos ascensos al tiempo que emite sus gorjeos, para caer sobre su punto de partida. Los vuelos de estos pájaros son bajos, recorriendo cortas distancias; en general pasan de un árbol a otro mientras describen suaves curvas. También es usual ver a las calandrias sobre el suelo, efectuando rápidas carreras con las alas caídas, la cola alzada y la cabeza elevada que realiza lentos movimientos laterales.  

 

La calandria prefiere anidar en arbustos pequeños y aislados. En general establece el nido en una horqueta no muy alta. El nido tiene forma de taza. Para construirlo, ambos miembros de la pareja emplean ramas de todo tipo y pasto, que va entrelazando desordenadamente. El interior es más prolijo: está recubierto con pajitas, crines y a veces lana. La hembra pone entre tres y cinco pequeños huevos, que miden aproximadamente tres por dos centímetros y son de color celeste verdoso con manchas pardo rojizas. El período de incubación se extiende de trece a quince días, y es la hembra quien se ocupa de dicha tarea. El desarrollo de los pichones es rápido y pueden abandonar el nido ya al noveno día, pero por lo general permanecen en él entre doce y catorce. Lo habitual es que vuelen muy poco o nada al dejar el nido, permaneciendo una o dos semanas ocultos entre el follaje. Pasado este período, siguen a sus padres pidiéndoles alimentos. Los dos padres se ocupan de alimentar a las crías.  

CADENA ALIMENTARIA

Estas aves se alimentan fundamentalmente con insectos, tanto en el estado adulto como larval. El estudio de los contenidos estomacales de algunos ejemplares demostró la inclusión de escarabajos, avispas, grillos y otros insectos semejantes en su dieta. También consumen lombrices y no desdeñan tampoco los alimentos de origen vegetal, como los frutos de plantas, tanto silvestres como cultivadas -moras, higos, etc.- aprovechando con frecuencia lo que hallan caído en el suelo. Los pichones son alimentados con insectos, especialmente escarabajos, grillos y otros de la misma familia. Cuando se dedica a la captura de sus presas entre la hierba, la calandria tiene el hábito de desplegar las alas demostrando de esa forma la señal de alerta.

Como consumidores de insectos, las calandrias realizan un control de las poblaciones de los mismos, colaborando en el equilibrio ecológico. A su vez, sus propias poblaciones son reguladas por diversos depredadores (ofidios,  aves rapaces) y por el parasitismo del tordo renegrido que deposita sus huevos en los nidos de calandria y destruye buena parte de los huevos para asegurar la permanencia de los suyos, limitando el número de ejemplares de calandria nacidos en cada puesta.

 

 

 

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