La
Bandurria es una especie que podrás ver en casi todos los recorridos
que hagas por la Patagonia.
Es
fácil de distinguir por dos motivos.
El primero de ellos es su
gran porte (95 cm).
El segundo -para el caso de que la vegetación no te
permita visualizarla- es el aviso ¡aquí estoy! con su estridente grito
nasal y repetido "clamp" que seguramente te traerá
reminiscencias de la bocina de un camión Mercedes Benz.
Las
zonas húmedas con pastizales, las lagunas, los lagos, los cursos de
agua y los lugares de pastoreo son sus ambientes preferidos.
Habita
en todas las regiones de nuestra Patagonia, por lo que podrás verla
tanto en las zonas rurales como suburbanas.
Su
vuelo es preciso y recto. Muchas veces surca el aire a gran altura en
traslados distantes o en la búsqueda de un lugar adecuado para
alimentarse, anidar o migrar hacia mejores condiciones climáticas.
Los
vuelos bajos indican que su desplazamiento es sólo momentáneo en
procura de mayor seguridad temporal.
En
ambos casos su grito es frecuente y potente.
Suele
estar en grupos numerosos disfrutando de los lugares húmedos;
picoteando el suelo con rápidos movimientos vibratorios de su largo
pico, para alcanzar los pequeños invertebrados que viven bajo la
superficie de la tierra y que constituyen su dieta principal.
La
Bandurria Baya es un ave muy grande. Por eso es sorprendente su
facilidad para levantar vuelo. Cuando está cerca del lugar elegido para
aterrizar, podés tener una hermosa lección de planeo y
"aproximación a pista".
Si
en algún momento en que camines bajo las arboledas próximas a zonas
húmedas y escuches un potente ¡clamp! cercano y desde arriba, no te
sorprendas. También se posan en las ramas de los árboles.
Cuando
en los asentamientos humanos existe espacio abierto como para tener una
buena visibilidad, la Bandurria convive con el hombre, pero con
reservas...
Por
eso la podrás ver en parques urbanos y suburbanos disfrutando del
césped cortado y regado.
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