CHOIQUE (ÑANDÚ)

NOMBRE VULGAR: Ñandú, Choique, Suri, Sury, Ammanik, Mañik, Oóiu, Avestruz americano.

NOMBRE CIENTÍFICO: Pterocnemia pennata

Página 1 de 3

Características del Choique

Con su imponente figura, el choique es una de las especies que caracterizan en el mundo a nuestra patagonia.

La población ancestral de estos territorios ha tenido en él una posibilidad para su nutrición y la hechura de utensilios básicos que le permitieron su supervivencia.

Es por este motivo que el choique forma parte del folclore patagónico en creencias y leyendas. Pero lo más importante es que la patagonia es tal con su presencia. Quienes la habitamos no podríamos imaginarla sin él.

Muchas veces la descripción de algo es más explícita en sus detalles -aunque parezca contradictorio- cuando se utiliza el lenguaje poético.

A continuación vas a poder disfrutar de la letra de una canción, escrita por un folclorista sureño -Saúl Huenchul- que integra su obra musical "Entre zorros y ñanduces". Su título es "El pico chato" y con ella tendrás una textual vivencia del choique.

El pico chato (autor: Saúl Huenchul)

De pico chato y cogote, bastante emplumado y largo

sin orejas y sin embargo, no lo sorprenden al trote.

 

De ojos mansos y grandotes pero de patas peladas,

que con tres dedos formadas pisa el ñandú y no ignoro,

que entre su plumaje moro luce blancas y plateadas.

 

Sólo el macho tiene plumas, bien renegrido en el pecho;

y en los bajos y repecho, picando verde se suma.

Es codiciado por el puma, por el hombre y por el zorro,

por eso entre los matorros, es muy difícil que duerma.

Sólo con la carne enferma le pide al monte socorro.

 

No es ni manso ni es matrero, más si lo apuran de pronto

mueve haciéndose el tonto; pero cuidado que es ligero.

En la lucha es gambetero y aunque el indio lo ha boleado,

a muchos galgos ha dejado, si defenderse le toca;

con las plumas en la boca, sediento y acalambrado.

 

Anda solo o en cuadrilla depende de la temporada

y encontrarle la nidada es casi una maravilla.

Los huevos para las tortillas son lindos y sin recovecos

y pensando que no peco, que un saber todo repito:

frescos están amarillitos, si están blancos están cluecos.

 

Que lujo cuando del nido el macho como con celo,

posando el pico en el suelo larga al viento su bramido.

Bramar que se hace zumbido poblando las extensiones

y andan las conversaciones, según entre gente criolla:

que siendo el macho el que empolla, también cría los pichones.

 

Ñandú moro que picando, ayer en mi pago hallaba;

cuando todavía ni pensaba que se irían terminando.

Hoy que lo andan tiroteando ni bien pueden divisarlo,

pues debo de confesarlo yo también supe correrlo;

pero eso sí para comerlo: no matarlo por matarlo.

 

Para saber algo más del choique

Con su gran tamaño, sus patas extraordinariamente desarrolladas, sus alas no adaptadas para el vuelo y su cuello largo, el ñandú pasea aún su inconfundible silueta por algunos reductos de lo que fue en un tiempo un vastísimo territorio.

No sólo su aspecto es peculiar: muchos rasgos de su anatomía y algunas costumbres atípicas lo agrupan, junto con avestruces, casuarios, emúes y kiwis.

Los ñandúes habitan sobre todo en estepas y sabanas, pero también en montes, en bosques y en praderas. En nuestro país existen el ñandú común y el ñandú petiso. El primero habita sobre todo en el centro y en el nordeste de nuestro país y el segundo en la franja cordillerana del Noroeste y de la Patagonia.

Se lo llama avestruz americana. Fueron los guaraníes quienes lo denominaron ñandú; los mapuches choique, los quechuas suri o sury, los tobas mañik y los tehuelches oóiu.

Prefieren las llanuras  a los bosques, y en ocasiones recorren a saltos o carreras, en grupos de hasta treinta. Si no se los molestan, se acercan a los lugares habitados, pero en las zonas en que se los caza, se tornan huraños, ariscos, y corren a gran velocidad, extendiendo sus alas hacia atrás, y cambiando de dirección, estirando una de las alas, para usarlas para lograr ayudarse con el viento. Si anda tranquilo, tiene andar grave y majestuoso, con la cabeza y el cuello enhiestos.

Se alimenta de hierbas, bajando su cabeza y largo cuello. También se alimentan de granos, pan, moscas e insectos que atrapan en el aire; a veces no desprecian elementos de metal, monedas, piedritas. Si en una chacra se cría un ejemplar, se hacen mansos y familiares, y revisan todos los lugares con curiosidad.